
Son los Santos Inocentes del siglo XXI. Miles de niños son asesinados en las clínicas abortistas, en las que empieza a actuarse ante algunos casos. Si la sociedad no pone freno a esta lacra -y los políticos parecen poco proclives-, estará escribiendo la crónica de su propio suicidio: la vida, desde la concepción hasta la muerte, ya no valdrá nada
Hoy, 28 de diciembre, la Iglesia recuerda a los Santos Inocentes. En estos días, se van a hacer públicas las cifras oficiales de abortos del año 2006. Son los miles de Santos Inocentes que nuestra sociedad habrá matado amparada en una ley que se ha convertido en un coladero, a través del llamado tercer supuesto, en el que se admite que una madre aborte hasta el final del embarazo, si su vida corre riesgo físico o psicológico -el 96,68% de las madres alega este supuesto-. En las últimas semanas, el debate del aborto ha vuelto a la escena pública, tanto por el debate político, como por la aparición en prensa de dantescas escenas de niños asesinados ante las que nadie debería mirar hacia otro lado, porque la gravedad del problema va más allá de la vida de estos santos inocentes. Supone un verdadero suicidio social porque es la aceptación incondicional de la cultura de la muerte. Prueba de ello es que la mayoría de la gente no se plantea la retirada de la ley del aborto, sino cómo limitarla, ni se queja porque se aborte a niños de tres meses de gestación, sino porque se aborta a niños de seis o siete que ya serían viables fuera del seno materno. Y es que la raíz de todo se encuentra en que se ha aceptado el aborto como algo normal.
5 comentarios
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28 diciembre, 2007 a 14:04
Dorli
yo creo que el aborto provocado es con la pedofilia y todo tipo de abuso de menores uno de los más graves pecados que en la actualidad se están cometiendo a diario, a pesar de que no pocas voces de la Iglesia y los organismos pro-vida alcen su voz de protesta y exijan a los políticos actuaciones en contra.
Debe ser una de las ofensas que más laceran el amante Corazón de Nuestro Señor, y el maternal Corazón de Santa María. No quiero ni imaginar lo que el Señor de los tiempos hará cuando comparezcan ante Su Santidad todos estos carniceros sin alma, a los que llamamos médicos.
¿Sabes como hablaban entre ellos contándose la jornada del día? Decían: hoy he hecho 3 rompecocos, ayer hice 5 rompecocos… y se quedan tan panchos… ante esto tan sólo cabe apelar a la Divina Misericordia y hacer todo lo que esté en nuestras manos para evitar más muertes.
En el blog de Yolanda, se lucha contra el aborto. Visítalo, te gustará.
Otro saludo navideño para tí.
28 diciembre, 2007 a 20:53
martin
Recibir el premio de las almas que no tienen mancha y a orar por sus afligidos padres y pedir para ellos bendiciones. Y que rueguen también por nosotros, pobres y manchados que no somos nada inocentes sino muy necesitados del perdón de Dios.
28 diciembre, 2007 a 21:01
Dorli
menos mal que cada vez que necesitamos el perdón de Nuestro Dios, Martín, sabemos que lo tenemos muy a mano en la Santa Confesión, que Él mismo nos dejó como maravilloso Remedio de nuestra gran miseria.
Alegrémonos, pues, que tenemos un Dios que nos ama inmensísimamente y roguemos, ciertamente, por los padres afligidos que sufren, sin culpa, la pérdida de un hijito. ¡Siempre da Dios nuevas posibilidades a aquellos que ponen su confianza en Él!
Un abrazo a ambos.
29 diciembre, 2007 a 03:53
Rosa
Hola me ha gustado mucho tu blog. Felicidades por el trabajo.
29 diciembre, 2007 a 11:45
creerparaver
Gracias, Rosa, y bienvenida a este blog!