Nuestra vida es adviento:
Dios está viniendo.
Él viene en su Palabra,
en su Espíritu que nos da la fe,
en los sacramentos de la Iglesia,
en las luchas y alegrías de la vida,
en cada uno de nuestros hermanos,
sobre todo en los más pobres y sufridos.
Hay que saber esperar a Dios.
Hay que saber buscar a Dios.
Hay que saber descubrir a Dios.
Hay muchos que se cansan de esperar,
porque la vida se ha puesto muy dura.
Y hay muchos que no saben buscar a Dios
día a día, en el trabajo, en casa, en la calle,
en la lucha por los derechos de todos,
en la oración, en la fiesta de los hermanos.
Estamos en el Adviento.
Luego llegará la Navidad.
Dios está llegando siempre.
Abramos los ojos de la fe,
abramos los brazos de la esperanza,
abramos el corazón del amor.
3 comentarios
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13 diciembre, 2007 a 21:34
Dorli
Me alegro de que seas feliz, Victor.
La alegría que proviene del Espíritu es la que abre nuestros pulmones físicos y espirituales ( somos «cuerpalma» como dicen los filósofos ) de una manera como ningún otro gozo ni deleite de este mundo podrá jamás hacer.
Me encanta tu post de hoy.
Muchas gracias.
15 diciembre, 2007 a 10:11
Javier
La vida sólo la llena el Señor que viene a nuestra vida. No importa que tengamos mucho o poco. Sin Jesucristo, es una vida muerta.
En este Adviento, digamos: Ven, Señor, Jesús.
Un abrazo.
16 diciembre, 2007 a 15:25
Dorli
¡Oh, Señor, envía Tu Espíritu!
¡qué renueve la faz de mi tierra!
Seguro que en este Adviento y Navidad, en nuestra diaria visita a Jesús Sacramentado, hallaremos la forma de subir un peldaño más de la escalera empinada que nos conduce a todos hacia la Vida.
El Espíritu, que es Viento y es Fuego, está preparado.
Que tengas una muy feliz Navidad tú y los tuyos.
¡y santo 2008!
Un saludo afectuoso.